Mi aporte personal
Héctor
B. Olea C.
El
factor del tiempo gramatical
En primer lugar, a
pesar de que al menos dos versiones de la Biblia han traducido empleando el
tiempo presente, La Nueva Biblia Española («El Señor es mi pastor: nada me
falta»), y la llamada Biblia Universidad de Jerusalén («Adonai es mi pastor,
nada me falta»”); lo cierto es que a la luz de la forma verbal hebrea empleado
por el salmista, el tiempo futuro debe ser la primera opción.
En tal sentido, a lo
que el texto hebreo respecta (texto masorético), no se puede perder de vista
que, en efecto, la forma verbal «ejsar» (del verbo «jasar») corresponde al
tiempo o estado imperfecto que, por lo general, hace referencia a una acción
por realizar, no terminada, un hecho futuro.
Además, en lo que a
la clásica traducción griega se refiere, la Septuaginta, tampoco es posible
obviar que, efectivamente, ésta tradujo la forma verbal «ejsar» con el tiempo
futuro, con la forma verbal «justerései» (en tiempo futuro, del verbo
«justeréo»).
Por otro lado, antes
de abordar la cuestión semántica de la forma verbal «ejsar», es preciso decir
que la misma tiene como sujeto agente a la primera persona común singular, o
sea, «yo». Pero en relación a la forma verbal empleada por la Septuaginta, o
sea, «justerései», debo decir que la
misma tiene como sujeto agente, por su redacción y sintaxis, a la tercera
persona del singular, «él» («ella»).
El
factor de la carga semántica de los verbos empleados
Ahora bien, en cuanto
al contenido semántico de la forma verbal hebrea «ejsar» (unida a la partícula
de negación no («lo’»), conviene precisar que el verbo «jasar» tiene como
primarias las siguientes acepciones:
En primer lugar,
según el «Diccionario Bíblico Hebreo –
Español» de Schokel: Faltar, no
haber; necesitar, carecer, echar de menos, echar en falta, tener-pasar
necesidad; disminuir, mermar, menguar, agotarse.
En segundo lugar,
según el «Diccionario de Hebreo Bíblico»
de Moisés Chávez: Decrecer, reducirse,
faltar, privar de algo, hacer que algo sea menos o menor, tener falta.
En tercer lugar,
según el «Diccionario Bíblico
Hebreo–Español, Español-Hebreo», de Jaime Vázquez Allegue: Disminuir, faltar, carecer, rebajar.
Consecuentemente,
atendiendo a las acepciones mencionadas del verbo «jasar», a la luz del estado
o tiempo imperfecto en que se encuentra dicha forma verbal, considerando que el
sujeto agente de la forma verbal «ejsar» es la primera persona común singular («yo»);
paso a proponer las que a nuestro juicio son traducciones primarias y acertadas
de la frase hebrea «lo’ ejsar», a la luz de la que los tres diccionarios
mencionados colocan como primera acepción del verbo «jasar».
Siguiendo el «Diccionario Bíblico Hebreo – Español» de
Schokel: “no tendré falta de pasto”, “no estaré necesitado”, “no tendré
necesidad”, “no pasaré necesidad”. Luego: «El Señor es quien me pastorea, no
tendré falta de pasto (no tendré necesidad)».
Siguiendo el «Diccionario de Hebreo Bíblico» de
Moisés Chávez: “no estaré o seré decrecido”, “no me veré reducido”, “no me
faltará pasto”, “no tendré necesidad”. Luego: «El Señor es quien me pastorea,
no seré decrecido» (no me veré reducido, no me faltará pasto).
Siguiendo el «Diccionario Bíblico Hebreo–Español,
Español-Hebreo» de Jaime Vázquez Allegue: “no seré disminuido”, “no tendré
falta de pasto”, “no careceré de nada”, “no seré rebajado”. Luego: «El Señor es
quien me pastorea, no seré disminuido» (no serán disminuidos mis recursos, no
tendré falta de pasto).
Traducción
del Salmo 23.1 en conformidad al texto griego de la Septuaginta
Ahora bien, el texto
griego que leemos como traducción en la Septuaginta del texto hebreo del Salmo
23.1 (Salmo 22.1 en la Septuaginta), o sea, «kúrios
poimáinei me, kái udén me justerései», demanda la siguiente traducción: «El
Señor me pastorea, y nada me faltará» (no careceré de nada).
Precisamente y, en
tal sentido, va la traducción hecha por Junemann en su versión de la
Septuaginta: «El Señor me pastorea; y nada me faltará».
Consecuentemente y,
finalmente, pienso que a la luz del análisis que hemos realizado, la traducción
tradicional «nada me faltará», si bien en cierto sentido se ajusta más bien,
literalmente (por equivalencia formal), al texto griego de la Septuaginta; no
es menos cierto que a la luz de los muy conocidos diccionarios que he
mencionado, tampoco es una mala traducción, siempre y cuando se entienda en el
contexto de la relación que establecen las metáforas «pastor» y «ovejas».
En tal sentido, la
traducción «nada me faltará» no es descabellada, sólo si se entiende como
equivalente a: “no me faltará pasto”, “no tendré necesidad de pasto”, “no
careceré de pasto”, “no careceré de sustento”, “no será reducido o disminuido
mi pasto”.
Además, no es posible
perder de vista que la declaración del Salmo 23.1 (pero 22.1 en la Septuaginta),
es en realidad una canción, una composición poética, no una promesa o ley de
causa y efecto que dé por sentado, que dé garantías de que la persona que
confesionalmente asuma a Dios, al Señor como su rector y guía (o que Dios la ha
escogido a ella), no tendrá carencias materiales y que, al margen de todo y cualquier
elemento (o variable) de carácter socioeconómico, político y cultural, incluso
personal, será exitosa (tal vez rica y repleta de bienes) en términos económicos
y financieros (¿teología de la prosperidad?).
En
suma, a la luz de todos los factores considerados, a nuestro juicio, una
acertada traducción del Salmo 23.1, a la luz de la relación que establecen las
metáforas «pastor» y «ovejas» (Salmo 23.1 y 2), es: «El Señor es quien me
pastorea, mi pasto no faltará» (no me faltarán las condiciones adecuadas, las
condiciones mínimas para subsistir como oveja), así de sencillo.
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