Cuestiones de gramática, lingüística, exégesis
y traducción bíblica
Análisis gramatical de Juan 5.39 y Juan 14.1
como casos ilustrativos
Héctor
B. Olea C.
Insisto, en Juan
5.39, la forma verbal «eraunáte» (forma verbal en tiempo presente, voz activa, segunda
persona del plural, con una morfología que corresponde tanto al modo indicativo
como al modo imperativo, del verbo «eraunáo» o «ereunáo»: yo estudio, escudriño,
examino, investigo); debe ser traducida, por el contexto (considérese especialmente
el versículo 40), en modo indicativo (ustedes estudian) y no en modo imperativo
(estudien).
Esto así porque en el
griego del Nuevo Testamento la forma verbal de la segunda persona del plural es
ambigua, pues tiene precisa y exactamente la misma morfología tanto para el
modo indicativo como para el modo imperativo, tanto en la voz activa como en la
voz media y en la voz pasiva.
Luego, una cosa es
admitir la ambigüedad que respecto a los modos en la gramática griega tiene la
forma verbal «eraunáte», y otra el decir que sencillamente corresponde
estrictamente al modo indicativo.
Por otro lado, dada
la ambigüedad explicada de toda forma verbal de la segunda persona del plural
tanto en la voz activa como en la voz media y pasiva, se hace necesario hacerle
una crítica a la traducción de Juan 14.1 en la clásica y demasiado popular
versión Reina Valera 1960, específicamente en relación a la frase «pistéuete
eis ton theón kái eis emé pistéuete».
Pues bien, resulta
que la traducción «creéis (ustedes creen) en Dios» (en modo indicativo) corresponde
a la frase griega «pistéuete eis ton theón»; y la traducción «creed (crean) también
en mí», corresponde a la frase griega «kái eis emé pistéuete». Ahora bien, es
demasiado evidente la doble presencia de la forma verbal «pistéuete», pero
traducida en modo indicativo en la primera frase, pero en modo imperativo en la
segunda, aunque son ninguna razón gramatical ni contextual.
En realidad la forma
verbal «pistéuete» (correspondiente a la segunda persona del plural, en voz
activa, y con una morfología ambigua, o sea, común para el modo indicativo como
para el modo imperativo, del verbo «pistéuo»: yo creo, tengo fe), debe ser
traducida en ambos casos en modo imperativo.
En consecuencia, con
base en la gramática, y con base en la teología del cuarto Evangelio (que
establece una inevitable correlación entre la actitud asumida en relación a
Dios Padre, y en relación a Jesús, el Hijo; «pistéuete» debe ser traducida en
modo imperativo.
A manera de
ilustración, observemos la manera en que la teología del Evangelio de Juan
establece una inevitable correlación entre la actitud asumida frente al Padre,
y la actitud asumida frente al Hijo:
“El que no honra al Hijo, no honra al Padre
que le envió” (Juan 5.23).
“Jesús clamó y dijo:
El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45y el que me ve, ve
al que me envió” (Juan 12.44-45).
“El que cree en el
Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3.36).
“De cierto, de cierto
os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a
mí, recibe al que me envió” (Juan 13.20).
“Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por medio de mí” (Juan 14.6).
Considérese además: “El
que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a
Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha
dado acerca de su Hijo” (1 Juan 5.10).
Consecuentemente,
dada la relación que Jesús entendía que existía entre su persona y la del
Padre, entre su accionar y el del Padre, entre la actitud hacia él, y la actitud
hacia el Padre (según el Evangelio de Juan); es natural que en Juan 14.1 Jesús
mostrara la convicción de que sólo si se aceptaba, se creía, se tenía fe en el
Padre, sólo así se podía aceptar, creer, tener fe en el Hijo (en él).
En tal sentido, se
espera que la traducción de Juan 14.1 se muestre acorde con esta idea, y se
traduzca en modo imperativo la forma verbal «pistéuete» las dos veces en que se
la encuentra en el texto bíblico en cuestión: «crean
(tengan fe) en Dios», «crean (tengan fe) en mí»; en suma: muéstrense coherentes, pues no es
posible decir que creen en mi Padre, pero sin querer creer en mí, sin creer en
mí. Es más, todavía es posible ir un poco más lejos y eliminar la segunda
mención de la forma verbal «pistéuete», y sencillamente traducir, por supuesto,
sin alterar en forma alguna el mensaje y sentido del texto: «Crean (tengan fe) en Dios y en mí».
Finalmente, si bien es
morfológicamente posible, contextualmente resulta inaceptable, por un lado, traducir
la forma verbal «pistéuete» las dos veces en modo indicativo: (creen en Dios,
creen también en mí); por otro lado, en modo imperativo y luego en modo
indicativo (crean en Dios, creen también en mí); así de sencillo.
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