Los datos y textos bíblicos versus la reflexión teológica posterior

Héctor B. Olea C.

Ciertamente no se puede alegar injusticia cuando dos reos son juzgados y el único criterio para dictarle sentencia es su comportamiento, lo que hayan hecho; ahora bien, no es posible decir lo mismo cuando uno de los dos reos, al margen y a pesar de su comportamiento, recibe una gracia y un favor especial por parte del juez, y máxime cuando al final, esa gracia especial del juez a favor de uno de los dos reos, es el factor que viene a determinar un final distinto, uno favorable para uno, y uno desfavorable para el otro (¿Saúl versus David? ¿Esaú versus Jacob?, ¿etc.?).

Por otro lado, se comprende y es de elogiar el esfuerzo de Pablo en Romanos 9.9-29, por allanarle el camino al quehacer teológico posterior, cuando en muchísimos casos los datos bíblicos, sin duda, le complican el trabajo a la reflexión teológica sistemática o dogmática que, por demás, pretende ser siempre armoniosa, coherente, conclusiva, y poseer en todos los casos una base armónica, uniforme, sin accidentes ni distorsiones. Lamentablemente, los textos bíblicos son más polifónicos, desarticulados y carentes de uniformidad de lo que muchas personas están dispuestas a admitir, así de sencillo.        


¡Hasta la próxima!

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