Análisis de palabra «epiúsion»
en el PadrenuestroMateo 6.11 y Lucas 11.3
en el centro de esta cuestión
Héctor B. Olea C.
Si bien se asume el
origen semítico del Padrenuestro, no es menos cierto que, por un lado, no
tenemos registro escrito alguno de un original hebreo o arameo del mismo (si
bien traducciones antiguas), por lo que, toda reelaboración del Padrenuestro,
yendo del griego al hebreo o arameo, no está libre de dificultades, y de ser,
después de todo, un tanto hipotética.
Además, no es posible
negar que, en el plano propiamente lingüístico, la lengua griega cuenta con
ciertos recursos con los que no cuentan el hebreo y el arameo.
Por otro lado, al
final, desde nuestro punto de vista, si hay una redacción del Padrenuestro con
la que contamos y que debe ser la base para la exégesis y traducción del mismo,
es la redacción griega que nos han regalado Mateo y Lucas, por supuesto, a la
luz de la crítica textual del Nuevo Testamento Griego.
Consecuentemente, en
nuestra opinión, haríamos bien en tomar más en serio la redacción griega del
Padrenuestro que ha llegado hasta nosotros, si bien en dos versiones un tanto
distintas (Mateo y Lucas) y no concordantes del todo.
Pero antes de abordar
en detalles la palabra griega «epiúsion», quiero traer a colación el punto de
vista de Joachim con relación a la palabra aramea que estaría detrás de dicha
palabra griega.
Al respecto, Joachim
Jeremías plantea:
“A mi juicio, resulta
decisivo el testimonio aportado por San Jerónimo. Según este Padre de la
Iglesia, en el evangelio arameo llamado de los Nazareos figura la palabra «mahar,
majar, o mejar): mañana; por tanto, se trata aquí del pan para mañana. Este evangelio de los Nazareos no es anterior
a nuestros tres evangelios sinópticos -más bien se basa en el de Mateo-, pero a
pesar de esto, la fórmula aramea del Padre Nuestro que aparece en él, y por
tanto la expresión «pan para mañana», tiene que ser más antigua que la que figura
en nuestros Evangelios.
Razón: en Palestina se
practicó ininterrumpidamente, durante el siglo I, el rezo del Padre Nuestro en
arameo; por tanto, un traductor del evangelio de Mateo (griego, énfasis mío) a
esta lengua, naturalmente que no traduciría el Padre Nuestro, como hizo con lo
demás, sino que se limitaría a transcribirlo tal y como él estaba acostumbrado
a rezarlo todos los días. Dicho de otra forma: los cristianos de lengua aramea,
entre los que pervivía el Padre Nuestro según su texto arameo original desde
los tiempos de Jesús, decían: «Nuestro pan para mañana dánoslo hoy».
Pero aún nos dice más
cosas San Jerónimo.
Nos explica cómo se ha
de entender esta cláusula: «En el evangelio llamado de los Hebreos ... he encontrado
«mahar» («majár»), es decir, para mañana. Así que el sentido es: nuestro pan
para mañana-esto es, para el futuro-dánoslo hoy.» De hecho, en el judaísmo
tardío, la palabra «mañana» no sólo designa el próximo día, sino también el
gran mañana, el cumplimiento final. Sabemos por traducciones antiguas del Padre
Nuestro, que en la Iglesia primitiva y tanto de Oriente como de Occidente, la
cláusula a la que nos venimos refiriendo era entendida con frecuencia, aunque
no de manera preponderante, con el sentido de «pan del tiempo de salvación»,
«pan de vida», «maná celestial».
Sabemos por
traducciones antiguas del Padre Nuestro, que en la Iglesia primitiva y tanto de
Oriente como de Occidente, la cláusula a la que nos venimos refiriendo era
entendida con frecuencia, aunque no de manera preponderante, con el sentido de
«pan del tiempo de salvación», «pan de vida», «maná celestial».
La orientación escatológica
de todas las restantes peticiones del Padre Nuestro, habla en favor de una
interpretación análoga para la petición del pan. Es decir, en ella se implora
el pan de vida” (fin de la cita, Palabras de Jesús, el sermón de la montaña, el
Padrenuestro, segunda edición, 1970, Ediciones Fax, Madrid, España, páginas 149-151).
Análisis y explicación
morfosintáctica de la palabra «epiúsion» en Mateo 6.11 y Lucas 11.3
Ciertamente, el
significado de la palabra «epiúsion» (adjetivo de la segunda declinación, y de
sólo dos terminaciones, una para el género masculino y femenino, y otra para el
género neutro) es discutible y hasta dudoso, pero todavía es posible, dentro de
los límites del griego, como palabra griega como tal, establecer algunas posibilidades
legítimas, algunas hipótesis plausibles.
En primer, desde el
punto de vista sintáctico, «epiúsion» consiste en un adjetivo atributivo respecto
del sustantivo articulado (con el artículo determinado) «ton árton» («ton árton
ton epiúsion»).
En segundo lugar, desde
el punto de vista morfológico, «ton epiúsion» está en caso acusativo masculino
singular, porque en dicho caso, género y número está el sustantivo articulado «ton
árton» (el pan).
En tercer lugar, en
cuanto a las posibilidades de sentido de la palabra «epiúsion», él «Diccionario
del griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos
(Verbo Divino, 2018), menciona cuatro posibles interpretaciones, las cuales me
propuse analizar y explicar en detalle, una por una.
Primera interpretación:
«epiúsios» como un compuesto de la preposición «epí» y «usía» («je usía»,
sustantivo de género femenino y de la primera declinación), derivado del participio
presente y de género femenino del verbo «eimí» (soy, estoy).
Luego, el sufijo «ía»
indica cualidad, y es considerado el sufijo por excelencia en el griego clásico
griego ático (clásico) para formar sustantivos de género femenino. Está estrechamente
relacionado con el sufijo de formación de adjetivo, «ios».
A la luz de esta
posibilidad, la expresión «ton árton ton epiúsion» significaría: «el pan necesario
para la existencia» (para la subsistencia).
Segunda interpretación:
«epiúsios» como el reflejo del compuesto de la preposición «epí» y «úsan» (el
participio presente y de género femenino singular, en caso acusativo, del verbo
«eimí», expresión en la que el sustantivo día («jeméra») aparece en forma
elíptica, omitido, sobreentendido.
Luego, a la luz de esta
hipótesis, la frase completa sería: «ton árton epi ten oúsian jeméran», o sea:
el paran para el día actual, para el día de hoy, para el día en que uno está
hablando.
Tercera interpretación:
«epiúsios» como el reflejo del participio femenino del verbo «épeimi» («epiúsa»),
verbo compuesto de la preposición «epí» y el verbo «eimí»: ir hacia, avanzar, venir
a continuación, adelantarse, ir después, seguir, suceder.
A la luz de esta
hipótesis, la frase completa sería: «ton árton te epiúse jeméra»: el pan para
el día siguiente, para el día de mañana.
La cuarta interpretación,
según Amador Ángel García Santos, consiste en derivar «epiúsios» de una forma verbal,
semejante al infinitivo presente activo del verbo «épeimi», o sea, «epiénai», con
el sentido de: ser del futuro, estar para el futuro.
A la luz de esta
hipótesis, la expresión «ton árton ton epiúsion» estaría haciendo referencia al
pan del futuro, para el futuro.
El imperativo presente
en Mateo 6.11 y Lucas 11.3
Un detalle importante
en que se diferencia el griego del hebreo y del arameo, consiste en que, a diferencia
del hebreo y del arameo, que no establecen una diferencia en el valor aspectual
del modo imperativo; el griego, en cambio, si establece una diferencia
innegable en cuanto al valor aspectual del imperativo presente y el imperativo
aoristo, principalmente.
¿Emplearon Mateo y
Lucas el mismo imperativo?
Si bien coinciden Mateo
y Lucas en emplear el mismo verbo base, o sea, «dídomi» (yo doy), sin embargo,
no lo emplearon en el mismo tema temporal.
Pero antes de especificar
analizar el imperativo del verbo «dídomi» (yo doy), empleado por Mateo y Lucas,
es preciso resaltar el valor aspectual del imperativo griego, si es un imperativo
de presente, si es un imperativo aoristo, si se presupone una acción ya iniciada,
si se presupone una acción aun no iniciada.
En tal sentido, si con el imperativo de presente se hace referencia a una acción verbal
ya iniciada, en proceso, en desarrollo; se pide que dicha acción continúe: «danos»,
con el sentido de: «sigue dándonos», «continúa dándonos».
Pero
si la acción que se exige todavía no ha iniciado, se pide que dicha acción inicie,
continúe y permanezca en el futuro: «comienza a darnos y sigue dándonos».
Pero
con el imperativo aoristo se exige el inicio de una acción puntual o ingresiva:
«danos», con el sentido de: «ponte a darnos», «comienza a darnos», sin hacer
referencia a su duración o repetición.
El imperativo empleado
por Mateo (6.11)
Mateo empleó el
imperativo «dos», imperativo aoristo segundo del verbo «dídomi», en la segunda
persona del singular.
Consecuentemente, al
emplear el imperativo aoristo, Mateo presupone que la acción de darle el pan en
cuestión, no era una acción ya iniciada, por lo que el imperativo dos tendría
más bien un matiz ingresivo: «comienza a darnos hoy», «danos hoy».
El imperativo empleado
por Lucas (11.3)
Lucas empleó el
imperativo «dídu», imperativo presente del verbo «dídomi», en la segunda
persona del singular.
Consecuentemente, al
emplear el imperativo presente, podemos suponer una de dos cosas. Por un lado, que
Lucas presupone que la acción de dar el pan en cuestión, era una acción ya iniciada,
por lo que el imperativo «didú» tendría un matiz ingresivo, pero indicando una
persistencia en el futuro: «comienza a darnos hoy y sigue dándonos» (matiz más
probable).
Por otro lado, que
Lucas presupone que la acción de dar el pan en cuestión, era una acción ya iniciada,
por lo que el imperativo «didú» indicaría más bien la petición de que Dios
continuara dando el pan que ya estaría dando: «sigue dándonos hoy».
Finalmente, existe otro
detalle interesante en el que no coinciden Mateo y Lucas.
Me explico.
Mateo emplea el adverbio
«sémeron» (hoy), que concuerda perfectamente con el matiz ingresivo del imperativo
aoristo empleado por él, «dos»: «comienza a darnos hoy», «danos hoy».
Pero Lucas empleó la
expresión (modismo) «kazémeran», formado por la preposición «katá» (aquí apostrofada
y con la «tau» aspirada), más el sustantivo «jeméra» (día), en caso acusativo
singular: «diariamente», «cada día», «todos los días».
Por supuesto, el
modismo «kazémeran», empleado por Lucas, coincide perfectamente con el aoristo presente
empleado por éste, o sea, «dídu», con un matiz ingresivo, pero persistente: «comienza
a darnos y sigue dándonos cada día», «comienza a darnos y sigue dándonos todos
los días».
Evidentemente, resulta prácticamente
imposible que la redacción original aramea del Padrenuestro pudiera expresar al
mismo tiempo, a la vez, los matices propios de la redacción griega de Mateo y los
matices propios de la redacción griega de Lucas.
En todo caso, si bien
sugiere Joachim Jeremías que la redacción del Padrenuestro de Lucas es la más
antigua, por su brevedad, la cual está íntegramente incluida en la redacción de
Mateo; sin embargo y, por otro lado, concluye que la redacción de la petición
del pan en Mateo, es una redacción más antigua que la redacción de la petición
del pan en Lucas (obra citada, páginas 126 y 127).
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