Letras versus
fonemas, fonemas versus letras
A propósito de
nuestros cursos online y virtuales de lenguas bíblicas
Prof. Héctor B. Olea
C.
Toda persona estudiante de las
lenguas bíblicas tiene el derecho y necesidad de saber que la gran diferencia
que tiene el castellano respecto de las lenguas bíblicas, y éstas con el
castellano, no radica estrictamente en el alfabeto, sino más bien en lo relativo
al conjunto de fonemas propio y distintivo de cada una de estas lenguas.
En efecto, observa el reconocido lingüista dominicano Carlisle González
Tapia: “Los fonemas son un número fijo y limitado en
cada lengua. No hay correspondencia exacta entre fonemas, sonido y letras, hay
letras que no tienen sonidos, y hay sonidos que no tienen fonemas (por ejemplo,
en español, las letras V. Q, H, W no tienen correspondencia con fonema alguno
(«Morfosintaxis Hispánica», Carlisle González, página 10).
Consecuentemente,
se concluye en que hay más letras que fonemas, pues como ya dijimos, no hay
correspondencia exacta entre letras y fonemas.
También
afirma Carlisle: “La mayoría de las lenguas actuales poseen un número de
fonemas que oscila entre 20 y 40 como promedio. Raramente una lengua supera el
número de 40, aunque existen algunas lenguas que pasan de los 50 y otras que
bajan de los 20. El árabe, por ejemplo, posee sólo 16 fonemas” («Introducción a
la lingüística general», página 55).
En suma, desde
el punto de vista de la lingüística (ciencia que estudia la lengua), lo
distintivo de una lengua, de toda lengua, no es su alfabeto, sino el conjunto
de fonemas que la caracteriza y la distingue de las demás.
Pero, ¿qué
son los fonemas?
Los fonemas
son las unidades lingüísticas más pequeñas, aislables y conmutables, carentes
de significado (Carlisle González).
Otra definición: Fonema es la unidad
fonológica más pequeña en que puede dividirse un conjunto fónico. Por ejemplo:
camisa: / k/, /a/, /m/, /i/, /s/
Los fonemas
son abstractos, pero se representan al nivel fónico por los sonidos
lingüísticos y a nivel gráfico por las letras o grafías.
Luego, en
relación a dos lenguas que tienen en común algunas letras de sus respectivos
alfabetos (como el castellano y el inglés), sin embargo, no apuntan o realizan
el mismo fonema.
Por ejemplo,
cualquier persona hispanohablante sabe que las letras que componen la palabra «house»
(casa) y «John» (Juan), son también comunes al castellano, pero sabe muy bien que
esas cadenas fónicas (de fonemas) no pertenecen al castellano, no son palabras
castellanas.
En tal
sentido, en la palabra «house» (casa), la letra «hache» («h»), es la realización
del fonema castellano «j» (por eso: «jaus»), y en la palabra «John» (Juan), la
letra «J» es la realización del fonema «ye» (por eso: «yon»).
De igual
forma, una persona anglohablante sabe que las letras que componen la palabra «jaguar»,
son comunes al inglés y al castellano, pero no la va a pronunciar como en el
castellano «jaguár», sino «yáguar», en conformidad a la cadena fónica y a la
fonética del inglés.
Luego, a lo
interno de cualquier lengua, de una misma lengua, una misma grafía puede ser la
realización de dos fonemas distintos. Un ejemplo clarísimo en castellano lo
tenemos con la letra o grafía «y». Por un lado, es la letra o grafía del fonema
vocálico «i» (en «buey»), y por otro lado, es la letra o grafía del fonema
consonántico «ye» (en «bueyes»).
Un ejemplo
en la lengua hebrea lo tenemos con la letra «kaf» con el punto «daguesh» (punto
diacrítico) y sin el punto «daguesh». Con el punto «daguesh» es la realización
del fonema «k» (como en «kojén»: “sacerdote”). Pero sin el punto «daguesh» es
la realización del fonema «j» (como en «maljút»: reino, reinado).
En cuanto al
griego, la letra «ýpsilon» es la realización del fonema vocálico «y», «i»,
cuando va sola (como en el verbo «lýo»: “desato”, “libero”); pero es la
realización del fonema vocálico «u», cuando forma parte de un diptongo, como en
la palabra «autós» (“él”).
Sin embargo,
también es posible que dos letras o grafías distintas en realidad representen
un mismo fonema. Por ejemplo, en lo que al castellano respecta, la letra «uve»
(«v») en «vino», y la letra «be» («b») en «bueno».
Así también
la letra o grafía, más bien un digrama o dígrafo «ll» (como en la palabra
«calle») y la grafía «y» (como consonante, no como vocal, en la palabra
«bueyes»), representan el mismo fonema «ye» («y»).
Como ejemplo
en hebreo tenemos que la letra «he», en el sustantivo que tradicionalmente nos
ha llegado en las versiones de la Biblia como «Abraham» (en hebreo más bien
«Avrajám»), la letra «he» es la realización del fonema «j», por eso «Avrajám».
Obviamente,
es preciso decir que a diferencia del inglés, la «h» en castellano por lo
general no se pronuncia (como en hielo, hueso, hormiga, etc.).
Igualmente, como
ya dijimos, la letra «kaf» sin el punto «daguesh» es también la realización del
mismo fonema «j» (como en «maljút»: reino, reinado).
En lo que
respecta al griego, la letra «ómicron» en la palabra (sustantivo) «lógos»
(palabra, asunto, cosa), es la realización del fonema vocálico «o».
Pero
igualmente, la letra «omega» en la palabra (verbo) «blépo» (yo veo), es la realización
del mismo fonema vocálico «o».
Es más, el
nombre griego para la letra «ómicron» es más bien «o micrón», o sea, «o pequeña»
(corta). Mientras que el nombre griego para la letra «omega» es, «o mega», o
sea, «o grande» (larga).
Finalmente,
una vez comprendemos lo que son los fonemas y cómo funcionan y se concretan en
el uso de la lengua, tanto en el plano oral como en el plano de la escritura;
pienso que estamos en mejores condiciones para ver lo vano o la poca
importancia que tienen ciertas distinciones que muchas veces se pretenden
establecer en el plano gráfico, pero que desde el punto de vista de la fonética
no resuelven mucho e ignoran:
En primer
lugar, que no hay una correspondencia exacta entre letras y fonemas.
En segundo
lugar, que hay fonemas que se realizan en el plano de las letras o grafías, con
más de una letra o grafía.
Y en tercer
lugar, que una misma letra o grafía puede representar la realización de más de
un fonema, así de sencillo.